jueves, 11 de septiembre de 2008

DECEPCIONES

El otro día quise probar si mi gato tenía las nueve vidas que tanto se mentaba. Sabía que él me podría prestar alguna.
Al encontrarlo en el living lo llevé cariñosamente hasta el patio. Lo acaricié por lo preciado y lo bello que era. Entonces al verlo expectante, desenfundé el chumbo de mi viejo y le desarrajé un tiro en la sabiola, y el desgraciado se murió.
Hijo de perra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jaja! es muy bueno, todo lo que estoy leyendo acá es muy bueno.