martes, 4 de noviembre de 2008

Patito Feo, Fué.

Señoras y señores, estoy consternado. ¿Cómo puede ser que haya terminado tan magnífico programa de TV? ¿Cómo puede ser que se haya dejado de lado a divinas y populares? ¡Estos es el naufragio! ¡El apocalipsis está aquí! Ahora todas niñas y en especial patito se volcarán al paco y la prostitución, sus excompañeritos serán sus cafishios.
Bueno, tendré que buscar otro programa de culto, con culos.

viernes, 31 de octubre de 2008

TIERRABRAVA (version Sanfasón, santo de la trikitixa, cof,cof)

De tu madre heredaste la sonrisa
jamás brindada a tu amada,
de tu padre un fierro infiel
que conocía y descocía más carnes
que la hetaira más curtida,
la Tanatos y el Tango eran tus padres,
¡Que jodidos mammamía!

En los bailongos del sur
parshana siempre alguno
quedaba, por la gracia de dios
y la humorada de tu daga.

Porque eras el más rápido con
el facón y así se abría paso un hombre,
tejiendo silencios con el hierro
para llevarse una mina al sobre.

De Balvanera eras señor
Nadie te alzaba la mirada.
Ni las pebetas te recitaban su amor
por temor de verse amortajadas,

La ruleta bien debute no gira para siempre,
y el crupié cerró la mesa,
te mandó a los perros de la yuta
pa' alegrarse la velada.

Dicen que rogaste y lloraste y hasta el
diente de oro entregaste a ese cana maula
que te iba a boletear,
dicen que se te notaba al andar,
ya no te podés sentar,
que hablás como un güiro,
que lo único que te falta es la pinta
pa' caminarla de yiro.

A Niu York te pirovaste
hasta un monaguillo te cargaste,
por eso te llaman martillo,
clavás para bien o para mal.

La buena paga te colmó de rubias,
champaña y timba,
sabés que varias parcas en la
nuca te respiran

Un día se acabó
volviste a tu Tierrabrava,
pretendiendo ser rey en donde otro reinaba,
la jugaste de banca,
ebrio de la venganza jurada,

Imaginabas que el morocho
solo vería tu brillo cuando tirado
pidiera por la mamma.

Alguien dijo güapo hay uno solo,
ni oíste el pincel del bufoso que
te descargaron al tropel,
solo sentiste la patada, el aliento
del ladino, viste al traidor asesino,
viste a Carlos Gardel.

viernes, 17 de octubre de 2008

Nueva niña

Pálida mira,
la luz se ancla en la estancia del parpadeo,
esculpe precisa la tecla,
jadeo del remordimiento
con sus espinas alrededor gira,
mi boca habla,
el cencerro de tu pecho calla,
La arena cae sobre mí;
Soy la piedra donde tu dolor se talla.

martes, 30 de septiembre de 2008

cORTITO y aL PiE

Y… es así. El adagio manda: “Lo bueno y breve, dos veces bueno”.
Manal también subrayó eso: “No hay tiempo de más, no hay tiempo de más,
Una hora es fatal, un minuto igual…”.
Ocupate vos del análisis, turista del micropensar, aquí no tengo tiempo.
Think fast! Es uno de los estandartes del American Way of Life.
Nosotros somos corderos que se creen lobos y siempre asentimos con circunspección tal directiva. Una imagen vale más que mil palabras. El hecho y el objeto se explican por sí mismo. Todos tenemos un conocimiento instantáneo en saquitos. Somos librepensadores consumados y consumidos, si señor. Nuestro espíritu crítico nos eleva sobre la llanura de los subhumanos (léase desterrados y suspendidos del sistema) a pesar de que hagamos el culto a la síntesis y formando un dogma blindado a cerca de nuestras subjetividades homogeneas y políticamente correctas.
Perdón, me excedí, el barroquismo, el gongorismo y ultraísmo ya no van.
No hay que pensar. Hay que reaccionar. Yo estoy creme brulé creeme que me burlé y demodé y vos también por leer ésto y tratar de pensar, nunca jamás lo vuelvas a hacer.

JAYKU

Una luz cae al firmamento,
delicada voz de marfil,
manto de cansancio sobre el atril.
Voces, números,
letras y cambios,
manos sin dedos,
han muerto los sabios.

EDISHON DELUXE

RECIEN SALIDA DEL HORNO...




...QUEMADA DE NACIMIENTO

jueves, 11 de septiembre de 2008

DECEPCIONES

El otro día quise probar si mi gato tenía las nueve vidas que tanto se mentaba. Sabía que él me podría prestar alguna.
Al encontrarlo en el living lo llevé cariñosamente hasta el patio. Lo acaricié por lo preciado y lo bello que era. Entonces al verlo expectante, desenfundé el chumbo de mi viejo y le desarrajé un tiro en la sabiola, y el desgraciado se murió.
Hijo de perra.

martes, 9 de septiembre de 2008

CARTA A MAQUINA

El Zaizar, Pcia. Bs.As. 5 de Enero de 1995
Señorita: Kiri Nakajima
Buenos Aires, Tacuarí 1274 2º B
Querida Kiri:
Es la primera vez que te escribo directamente (lo hice de modos menos radicales, pero bueno... ); es raro escribir de una manera tan íntima a alguien que estuvo junto a mí durante un tiempo, que requiere llamarse casi toda la vida. No sé por qué no nos habíamos escrito antes, tal vez porque todo era rápido y ciego, pero las palabras, siempre de por medio, no significaban un gran tapial para no comunicarnos creo yo; claro que aquello trabajo era pero desde luego, diversión también, no me lo negarás. Acuérdate de la tarde en el Parque Chas, en la que unos estúpidos maleantes trataron de robarte y tu, como buena niña les partiste la cara y corriste conmigo moviéndote ágil, en ese cuerpo esbeltamente blanco definido en el vestido negriazul; cuerpo que tantas veces amainé. No extraño aquello, pues ahora mismo lo estoy haciendo –y todavía más—con éstas letras recorro las plantas de tus delicados pies, cautelosamente con las puntillas de mis dedos que acabas de bendecir con tu boca: obscena, inevitablemente abierta, dibujo en tus raíces de exquisito oro algo que jamás pisarás: tu amor por mi amor. Junto tus pies; el roce de mis índices los contraen en una sonrisa que se hace añicos de placer con mis labios. Rezo por tus piernas, son los dos rieles de fuego que todavía no logran evaporarme. Que no se abren para el camino real. Aguardan, con mi paso lúdico, que me encuentre perdido en las estrechas columnas hercúleas combatiendo el dolor para luego rogarme misericordia por volver al sendero de las brazas. Así, recién ahora me siento en ti; subordinado a tu alma que desea verme por tus brillantes ojos endiablados, frente a los míos que siempre te persiguen.
No dejarás de caer en mis manos porque el cielo y el infierno no pueden menos que chocar. Sabes, ahora que tus afinados dedos se esfuerzan entre los míos --que aunque calles tus palabras, siempre estarán impresas en tu cuerpo que continuamente rota en el baile sacro, transporte de pasajes extranjeros y restos de un juego percibido por el agrio sabor de la realidad, que aunque nos mece a babor y estribor sin algo determinado. Es extraño. No sé so lo que he escrito, o más bien lo que he hecho (porque lo he hecho, puedo asegurarlo aquí, en este papel) te habrá parecido demasiado banal pero eso es lo que siento hacia ti, solo el profundo placer por el amor carnal, entiendes?.
Tus mutis y movimientos, me reafirman el apodo que nuestros niños te estampaban: "Máquina esto, Máquina lo otro, ¡eh!, Máquina". Y es que eres como una máquina, porque hablando a calzón quitado, tu cuando copulas lo haces con la eficiencia y la sincronización suave de un mecano. Por eso aunque te duela, tu alias se ajusta a veces, al objeto que estoy utilizando para ésta. No requiero apretar tu tecla G para demostrarte que sólo en mis manos eres. Tal vez --ahora que lo pienso mejor-- eso sea algo recíproco porque tú no eres escritora y yo no soy escritor, simplemente conformamos un ente metaescritural. Hasta quizás la forma de vida sea más tuya que mía, tal vez... claro.
Ahora que estás leyendo esta carta (porque la estás leyendo, yo estoy frente a ti; estás sentada en ese pulcro banco de plaza, moviendo risueñamente los ojos), te preguntarás por qué en vez de gastar tiempo y tinta no hablo sucintamente contigo, en lugar de citarte en una plaza, sentada hipnóticamente. Te preguntarás más que eso, cosas que yo no sospecho porque tu, ahora mismo buscas algo sobre lo que yo no piense; que no vea a la luz, ni siquiera sienta en la oscuridad. Piensas. Revuelves desesperadamente entre la arena, y ya está. Te das cuenta que lo brindado por mí son sólo palabras caóticamente ordenadas. Sabes en éste instante, que estás apostando de nuevo a la palabra instante, que todo arrebato es vano, reaccionas y quizás por esto que has leído me insultes --con razón--, o te rías o por lo menos me recriminarás mi jactancia estúpida de saber lo que piensas. Pero, (piensa como si estuvieras durmiendo y alguien te pide que pienses en este pero; y pero no importa tu pero de querer dormir) no importa nuestro color de mente, nuestra religión sexual o nuestra raza espiritual.
Tal vez para contrarrestar todo este delirium tremens que tenía que expulsar, quieras empezar a leer de nuevo la carta que podría decir: "Amada Máquina: Quiero que sigas en mis manos" (o demás cosas dulces que poco te agradan); aunque también hubiera sido aconsejable: Máquina: "Eres la más idiota y aletargada y..." De nada sirve ahora cualquier intención, pues está escrachada en una pared que no tenía prevista.
Tu comprendes que en ciertas circunstancias yo me estremezco y comparto divagaciones contigo, sí, contigo; siendo tu una divagación; haciéndome todo más difícil en cuanto a quién eres y qué eres; y por eso acabo poniéndome la camisa de fuerza. Debes reconocerlo. Eres lo que eres, una Máquina, y de escribir ¡eh!, yo por seguir la corriente de tu obstinación te comparaba con una digna máquina de sexo y de amor, por el resguardo y cariño a nuestros hijoshojas. Hojashijos que forjamos por la divina fricción de mis miembros en tu matriz obscura y vertiginosa; magistral coito del que estamos gozando ahora tu y yo creando vidas perennes. Esto tenía que decírtelo, o más bien tenías que decirlo tu, porque eres tu quien escribe, no eres un simple medio; eres emisor, medio, y receptor al igual que yo; ¿cómo explicarte que hay momentos en que parece que el que escribe no soy yo; así como lo estoy explicando ahora? Creo que es imposible en éste clímax, amada mía.
Zardo Nhunspa

Anabel

Cenizas brillantes en los cabellos,
cenizas llevadas por el tormento
el aedo vive sin decir adiós
y las voces son fulgores desiertos,

Abstracto hecho de la verdad,
muerte, deleite de mentira
acarrea en la hamaca a una niña,
será sagaz devoradora
de esos que se dicen hombres.

Ceremonia de tilo,
anuncios de cartel
la pasión ha perdido
afila tu nombre Anabel.

domingo, 7 de septiembre de 2008

MENTIRA LA VERDAD

Mi objetivo es engañarte, sacarte lo que crees tuyo, perturbar tu camino de buen ciudadano, convertirme en el subversivo de tu inseguridad.
Buscaré en la basura, cerca de vos, en tu basura; en vos, basura.
Te buscaré.
Voy a lukearte unamonedaamigo?
Taladro tu mente con mis vidriosos ojos de congoja y soledad en los que no quieres verte reflejado.
Soy tu conciencia, tu infierno más próximo luego de ti.
Me abandono a la naturaleza de la aromaterapia callejera.
Nada me importa, a nadie le importo y no lloro o me excuso por eso. Vos tampoco tendrías que hacerlo. Eso me da asco.
Si puedo te punguearé, te golpearé, violaré a tus niñas con cortesía.
Cuando termine el día volveré a mi covacha como una laucha con la cola cortada.
Mis suntuosas habitaciones no soportarán mi mal gusto y suciedad. Mi ropa de diseño me esperará, regresaré a mi PC, a mis dividendos, a mi cena caliente y exquisita que jamás imaginarás. Me abandonaré a mi somier y mi almohada de algodón egipcio, mañana será otro duro día de diversión.

domingo, 31 de agosto de 2008

Cajitas

Es cuestión de esperar que el día pase junto con el tedio y todo se disuelva entre la cerveza y un buen partido de pool. No hay por qué quejarse pero tampoco es algo para festejar y saltar desde un trampolín.
Toneladas inútiles de papel, kilos útiles para la nada de los ojos buchones. Ojos que no registran que 1000 dólares vuelan por acá, que ocho mil por allá y cuando te querés acordar son un millón para Cadorna. Por supuesto que Cadorna es el que manda y el que vigila, sino no habría sueldo y cordialidad. Culpables y cómplices.
Para ser una empresa de calidad primero hay que parecerlo.
Por lo menos son coherentes con el lema.
Pero a nosotros que catzo nos importa si el mundo se rompe a castañazos, tenemos el pleno conocimiento de que nos encontramos en otro plano siquiera más superior y lontano. Ciudad Émbolo no entiende de burocracias, coimas y encubrimientos, espionaje industrial y todas esas paparruchadas que te pueden dejar con un millón de dólares o un millón de fojas en una causa penal. En verdad comprende ese mundo pero lo destruye, lo sumerge en la sinrazón. Hablo de ésta ciudad como si la conociera, como si nunca me hubiera perdido en sus callejuelas y estructuras de hierros y cartón. Andamios de tinta y papel.
Todos los tiempos habían pasado para que tomáramos en serio aquello. No nos podíamos tomar en serio de ninguna manera. ¿Qué sería entonces del castigo a las cajitas? ¿Del campeonato de yurikens, de eructos? Tendríamos que dejar los placeres de la vida alpedista, y eso no, eso sí que no. En nuestro círculo está muy mal visto. Lo está porque todos son bizcos y chicatos y nadie se digna a palmearle la pantalla para que se arregle la imagen.
El trabajo en la trinchera de la mañana consiste en dormir y cuando tenemos que emprender la excursión al comedor tengo que resucitar al feo durmiente con bigotes de Petrella; justo yo que de Cristo soy el peor de los discípulos y en resucitación me bocharon una parva de veces.
Hay dos momentos de gloria para un cajetilla: la hora del almuerzo y la huída. Comer es un ritual y como tal nosotros somos unos gurues. Nada de colas ni de esperar; nosotros derechito a lo nuestro y a lastrar. Comunmente me cuelgo a chamuyar con la minita de la barra que es un jamón del medio y entre ella y las virgencitas en pelotas de la imprenta me hago unas pajonas bárbaras. A Petrella se le da por hacer experimentos gastronómicos siempre a la hora de comer para después trompetear. Es un chico fino, para comer y cagar. Lo bueno de éste laburo es que podés hacer casi lo que se te cante, pero ojo, nosotros no nos tomamos el brazo, ante todo mucha discreción y seriedad, pintamos, escribimos, taller de teatro, todo un centro cultural, viste, pero todo tranqui no es cuestión de pensar que porque hacemos pata ancha ahí podemos ir a pararnos en el escritorio del capo y mearle la jeta, aunque en verdad podríamos pero bueno, eso cuando venga por acá lo arreglamos, acá el ambiente va a ser más familiar y el gordo no se va a poder negar a joder un rato, cantar, endrogarse en Adrogué, embolarse un poco y contarnos si en verdad le mide el aceite a la tetona.
La empresa nos había mandado allí para el ordenamiento y la búsqueda de papeles comerciales. El primer día éramos unos señores de trajedia y corbata, trabajando a full entre los archivos y la oficina, más perdidos que turco en la neblina y un cagazo padre. Ahora aunque somos el último orejón del tarro ya no nos miran con tanto asco, ya casi no nos miran; será acaso por el miedo.
Las órdenes son expresas: No hay lugar. Si alguien viene y les pregunta si pueden traer algo o si tienen algo, ustedes dicen que no. Y si hay problemas me llaman.
Sucede cada tanto y el proceder no es nada extraordinario. La primera vez te cagás en las patas pero después te vas acostumbrando; es un trabajo como cualquier otro, nada más. A veces cuando la risa se deshace de nosotros, vemos el lado oscuro de la silla de la muerte que al usarse te duerme inmnediatamente, el desfibrilador y la lámpara matacabezas, las víctimas, nuestros antecesores archivados y toda esa locura. Quién sabe cuando empezó todo ésto. Quizás fue con Arnold Fink, quizás con Nicóforo Kisenki.
El otro día recordábamos a Danielito, era alguien que nos caía medianamente bien, casado, dos hijas pero empezó a hablar y a preguntar de más.
El que no nos cae bien es uno de los cadetes, uno rubio y de rulitos que lo tenemos en la mira, algún día va a picar.
La voz de Roza dicta de tanto en tanto por el teléfono: "¿Petrella, Mantovano? Vá para allá, hacé lo que sabés". Alguien tiene que hacer el trabajo sucio. Alguien tiene que recibir atentamente al administrativo y preguntarle qué necesita, ayudarlo a buscar, escuchar "qué laburito que tienen acá, che, ésto es un lujo, está buenísimo, ustedes no la pasan tan mal..." y llevarlo, llevarlo entre las estanterías, marearlo para que no se de cuenta que el laberinto no tiene respuesta a ningún requerimiento, llevarlo y darle masa y meterlo, troquelarlo lo más posible para que se lo coma la caja y que la caja entre en el estante sin tener que castigarla porque la violencia es algo muy feo che.