jueves, 9 de enero de 2014

Esta burda alucinación

¿Están saliendo a luz indicios del agotamiento del paradigma dominante?
La fabricación de armas, el tráfico de drogas y la trata de personas son actividades que mueven más dinero en el mundo contemporáneo. El imperio exhibe la tortura, los bombardeos y el crimen de modo obsceno, haciendo gala de su voluntad de mantener el control mediante el terrorismo de estado a nivel planetario. La crisis en el centro del poder mundial es erróneamente atribuida a la debacle financiera, a la imposibilidad de completar la reproducción ampliada del capital. Pero estas parecieran ser sólo formas de manifestarse de un fenómeno mucho más vasto. Es cómo si se hubiera perdido todo sentido de orientación. Como si las imágenes del mundo ya no tuvieran referente alguno, como si fueran pura alucinación.
A esta altura muchos se estarán preguntando qué tiene que ver todo esto con un escrito sobre fotografía. Mucho, si se comparte la hipótesis planteada por Vilém Flusser∞ en cuanto a que las "imágenes técnicas", de las cuales la fotografía es la "célula madre", anticiparon la sociedad de la información y son el medio más importante por el cual esta cultura se reproduce.
La velocidad con que vemos fotografías, películas o videos podría inducir a creer, ingenuamente, que no nos afectan en proporción a la información que contienen. Esto no es así. En forma de producciones cinematográficas, noticieros para televisión, imágenes de marca, fotos publicitarias o periodísticas, contenidos para internet..., siglos de conocimientos son codificados en imágenes. De la invención de la perspectiva renacentista a los tratamientos multicapas, de la la experiencia acumulada por los fotógrafos a sofisticados programas de edición, de los avances en electrónica a los desarrollos en neurociencia...
Frente a las imágenes resultantes "no vemos" lo que está codificado en ellas.
Es precisamente esta inconsciencia la que permite que nuestros deseos, valores y forma de ver el mundo sean modelados por imágenes.
La codificación de la información es tan compleja que, aunque entendamos que esas imágenes son una interpretación, no las tomamos por tal cosa sino como un reflejo veraz de lo que nos rodea. No podemos decodificar lo que vemos y terminamos proyectándolo, construyendo la "realidad" con parámetros cuyo origen ignoramos. Esta es la base de una alucinación, de una especie de hipnosis colectiva que anula la posibilidad de desarrollar el potencial humano y ser artífices de nuestra vida.
Desde luego no se trata de un proceso controlado. Más bien cabría hablar de un cierto descontrol por medio del cual y de modo casi automático se recrea día tras día un mundo contradictorio, surgido de tensiones e intereses que determinan la programación y circulación de la programación.
En nada ayuda la proliferación de imágenes si solo contribuyen a completar ese programa, reforzando el vacío vital, la subordinación al poder imperante y la falta de esperanza. ¿Por qué no promover un debate relacionado a la imagen que  eleve la conciencia acerca de ellas?.
Es frecuente la crítica deconstructiva relacionada con el texto, con la palabra, pero no con las imágenes porque la mayor parte de quienes abordan esta tarea son prácticamente "analfabetos" en lo que a estas se refiere.
¿No habrá llegado el tiempo de señalar, en el propio campo de la imagen y por medio de ellas, que solo son interpretaciones? Y, lo que es más importante, ¿no será hora de comenzar a entender que la imagen, como expresión de la separación sujeto/ objeto, debe ser vista como una contingencia histórica, como una construcción más y, desmantelado ese límite, superar esta burda alucinación?
RES
Raúl E. Stolkiner (1957) Fotógrafo
Escrito para Fotomundo, Buenos Aires, Octubre 2011.
∞Vilém Flusser (1920-1991) define la imagen técnica como
aquella producida por un aparato producido a partir de la
aplicación de la ciencia

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